miércoles, 9 de abril de 2008

La cultura no es un lujo ni una contemplación, es una necesidad y una energía"

"La cultura no es un lujo ni una contemplación, es una necesidad y una energía", aseguró el sabio cubano don Fernando Ortíz, y esta verdad, este vínculo imprescindible entre cultura y Patria, se puso de manifiesto a lo largo de las sesiones del VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), celebrado en el Palacio de las Convenciones, en la capital.
Más de 400 delegados de todas las provincias se dieron cita en este acontecimiento histórico para debatir a profundidad los temas más medulares del arte, la cultura y la realidad de Cuba y el mundo contemporáneo.
El VII Congreso fue, sin dudas, un enorme espacio de reflexión conjunta, que no sólo aspiró a una Unión de Escritores y Artistas más madura y revitalizada, sino también más lúcida y crítica, dos medios para aumentar el compromiso con una Revolución marxista, martiana y fidelista.
Numerosas voces clamaron por opciones culturales más profundas en los medios masivos de difusión, en especial la televisión, donde la banalidad y la promoción de productos que tienden a reproducir el modo de vida norteamericano, han ganado peligrosa fuerza. Se impone, en este sentido, continuar aumentando las producciones nacionales y actuar a contracorriente de quienes rigen los medios más poderosos del mundo, destinados a mostrar un planeta de vencedores y vencidos, donde la cultura se mide siempre en jugosas cifras de banco, no en opciones para ensanchar la conciencia, ni el diapasón humanista y creador de los seres humanos.
Una vez más, la condición mestiza, multirracial, de la ínsula quedó bien en claro ante cualquier ignaro que pretenda desconocer o dañar esta verdad.
No menos interés despertaron la proyección internacional de la cultura cubana, el ALBA como importante proyecto para difundir las expresiones artísticas más auténticas, casi siempre relegadas, de importantes creadores latinoamericanos; la urgente protección arquitectónica de nuestros pueblos y ciudades, la elevación de los pagos por conceptos de derecho de autor, los reiterados ataques al lenguaje y la lengua en los medios de difusión, la necesidad de una convivencia armoniosa entre los seres humanos que exalte los valores más generosos del hombre, no la violencia verbal o física; la imprescindible tarea de llevar los mejores proyectos artísticos a todos los rincones de la isla y aumentar las plazas para disfrutar de la música popular bailable, la reactivación del papel a desempeñar por los más jóvenes creadores de la organización, las concesiones a mercachifleros del arte, la impetuosa revolución en el mundo de las comunicaciones y la necesidad de estar a tono con ella
Atención especial mereció la labor de Fidel a partir de las conclusiones emanadas del VI Congreso de la UNEAC, tras el cual el líder revolucionario se involucró en la concreción de obras medulares para la cultura cubana como la conclusión del teatro Amadeo Roldán, el Museo Nacional de Bellas Artes y la colosal restauración del Instituto Superior de Arte (ISA) y la Escuela Nacional de Arte (ENA), verdaderos orgullos de la nación criolla.
El poeta y narrador Miguel Barnet, presidente de la Comisión Organizadora del Congreso (en sustitución del ya fallecido Sergio Corrieri) y a la postre seleccionado como Presidente, reconoció la minuciosa y brillante labor de este actor cubano, a quien mucho se debe el éxito alcanzado por este evento.
Fueron, sin lugar a dudas, cuatro jornadas de fogosos debates, de aleccionadoras interpretaciones, de visiones que fueron a la raíz y dejaron la impresión de estar en un momento hermoso y muy activo de la realidad cubana.
De estímulo incalculable sirvió la carta de Fidel a los delegados, su llamado a la unidad, la intervención del historiador Eusebio Leal, la presencia de Raúl, Abel, Lazo, Lage, sus intervenciones para apoyar, informar, esclarecer, ayudar a trazar mejores caminos y emprender mejores rumbos en la batalla por la cultura y la nación.
Para Barnet, uno de nuestros más importantes intelectuales, " la cultura es el rostro coherente, unitario, que nos identifica¨. El VII Congreso vino a demostrarlo: la verdadera cultura siempre es revolucionaria, siempre está del lado del hombre y del deber.

Por E Habanero Digital

Aportes y cmentarios: alracul@gmail.com

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